Termorregulación en las colmenas

Es bastante común en algunos lugares escuchar sobre abejas muertas por asfixia dentro de la colmena como consecuencia del calor excesivo.

01/02/2017 | APICULTURA

Las temperaturas elevadas, sumadas a debilidad de las colonias y la falta de agua cerca de los apiarios pueden convertirse en una combinación letal.

En consecuencia, es fundamental conocer las bases de la termorregulación de las colonias para poder ayudarlas al respecto.

La temperatura óptima para el normal desarrollo de la colmena se sitúa alrededor de los 35 grados. Al respecto, debemos recordar que el mantenimiento de la temperatura es fundamental tanto para evitar el exceso de calor como así también los registros bajos.

Es importante resaltar que la temperatura de fusión de la cera ronda los 65 grados y si la temperatura en el panal sube por arriba de este límite, la misma puede llegar a fundirse y bloquear la piquera, por el contrario si baja demasiado se ve considerablemente afectada la actividad de las obreras, además de incidir directamente sobre el normal desarrollo de la cría.

Enfriamiento

El otro mecanismo fundamental en la termorregulación es el enfriamiento. Este mecanismo se basa en la evaporación de humedad, como ocurre con los seres humanos cuando sudamos o el aire acondicionado cuando retira humedad de las habitaciones para reducir la temperatura.

El mecanismo de enfriamiento necesita de dos factores:

– Que exista esa humedad en el interior de la colmena para poder ser retirada. En primavera es fácil porque el mismo néctar que es recolectado contiene un alto porcentaje de agua que debe ser eliminado en el proceso de transformación en miel. En algunas ocasiones es tanta la cantidad que solemos encontrar esa humedad condensada en forma de gotas bajo la entretapa.

En verano se generan mayores problemas, porque en época donde escasea la floración y existe baja humedad ambiental, son las abejas quienes deben proveer el agua que luego será evaporada en el proceso de reducción de temperatura.

Cuando los requerimientos de agua aumentan, se produce un comportamiento en el cual las abejas del interior discriminan a las pecoreadoras que traen néctar más concentrado (con menos humedad) a favor de las que traen néctar con mayor proporción de humedad por lo que van dirigiendo el pecoreo a favor de estas últimas.

Las abejas encargadas de traer agua detectan la importancia de su trabajo, porque rápidamente su carga es transferida a otras abejas del interior encargadas de untar el agua por las paredes de las celdillas para su evaporación. Por el contrario cuando el agua no es tan necesaria, estas abejas tardan mucho más tiempo en aceptar el agua que traen las pecoreadoras.

La falta extrema de agua lleva a no poder bajar la temperatura en el interior de la colmena, se funde la cera y se produce el bloqueo. En consecuencia es fundamental brindarles una fuente de agua lo más cerca posible del apiario.

La superficie del agua debe estar quieta (bebederos) para que las abejas puedan posicionarse arriba, caso contrario es muy dificultoso, por ejemplo si necesitan tomar el agua de aun arroyo.

– Por otro lado, debemos recordar que las abejas se encargan de evacuar esa humedad ventilando. Crean corrientes de aire disponiéndose en la piquera y batiendo las alas.

Existe un proceso de organización muy complejo. No todas las abejas encargadas de la ventilación arrancan en simultáneo. Esto se debe a que cada familia (hijos de un mismo zángano) tiene un determinado umbral de temperatura, el cual difiere en referencia a otra. Por lo tanto aquellas que tengan el umbral más bajo comenzaran antes.

Una de las mayores dificultades con las cuales se encuentran las abejas cuando ventilan es que las piqueras son muy pequeñas y reducen la capacidad de ventilación.

Calentamiento

El calentamiento de la colmena lo basan en cubrir las zonas de panal y tratar de aprovechar el calor que se desprende de la propia actividad de las abejas.

Cuando es necesario este calor se ve considerablemente incrementado con el producido por las vibraciones de los músculos toráxicos, encargados del vuelo, que son los más fuertes que poseen las abejas.

Además, las abejas se apiñan para formar el racimo invernal sobre los panales a calentar, aumentando de esta manera la eficacia del proceso.

Fuente: Portal Apicola

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