Por la falta de competitividad, caen exportaciones de cítric
Los envÃos de naranjas descendieron 90% y los de mandarinas, 70%. La crisis atenta contra una actividad de alto impacto social.
En 2008 Argentina era el primer exportador de mandarinas del hemisferio sur y hoy casi fue borrada de los mercados. La caída, del 70 %, sumada a la de las naranjas de un 90 %, refleja cómo se precipita al vacío una actividad de alto impacto social. La citricultura no es asunto de terratenientes sino de familias. El 80% es agricultura familiar pura, en superficies de 20 a 30 hectáreas. Del sector dependen las familias de más de 2.000 productores, y de unos 40.000 trabajadores entre empleados directos e indirectos, y de cientos de proveedores de servicios e insumos.
La crisis internacional no parece ser la culpable. Uruguay, con una fruta de similar calidad, y en el mismo contexto mundial, ha conseguido ingresar en los potentes mercados de Brasil y Estados Unidos, y Perú no para de crecer.
"Toda la actividad está mal, la exportación, el mercado interno y también la fruta para industria", dijo Hugo Rodríguez, Presidente de la Cámara de Exportadores de Citrus del NEA.
Hoy, algunos exportadores venden al exterior a pérdida, para no perder los mercados y con la esperanza de que la situación cambie. A la gran mayoría no le queda otra alternativa que tirar fruta de calidad internacional, porque no le pagan nada por ella en el mercado interno, e intentar venderla al mundo lo hunde en la bancarrota.
El costo de producción y cosecha asciende a $1,50 por kilo, mientras que el precio de venta en el mercado interno es de $0,50. En góndolas la fruta es vendida al consumidor final argentino a $10 el kilo. Al productor le pagan 0,50 lo mismo que el consumidor final compra a 10.
"Soy productor chico. Los funcionarios nos dicen que nos dediquemos a otra cosa, pero ¿qué vamos a producir?, ¿verduras, pollos, arroz? Si todos se están fundiendo, resaltó Javier Silvestri, Presidente de la Asociación de Cítricos de Chajarí.
COMBINACIÓN
La crisis combina varios factores. A la desaparición de la rentabilidad, se suma el atraso cambiario. Rusia, principal comprador de mandarinas, devaluó 92% en los últimos 12 meses. Europa el 20%. Elevados aranceles de exportación, entre 16 y 23%, mientras que los competidores lograron arancel cero. Imposibilidad de acceder a mercados rentables, como USA y Brasil. Inflación en dólares y excesivos costos internos. Presión tributaria y atraso en el cobro del IVA y reintegros. No hay créditos que permitan la reconversión. Productores de países competidores tienen créditos al 5% anual. Aquí, si es que se consiguen, al 30% anual. También se considera la ruptura de la cadena de pagos, con concursos de acreedores y quebrantos y la carencia de recursos para afrontar la cura de las plantas, con el consiguiente riesgo de que Argentina pierda el estatus de país libre de HLB.
Fuente: Cronista Comercial